jueves, 10 de octubre de 2013

León Benavente - León Benavente (2013)

Cuando una nueva banda está en boca de todos y no le faltan los elogios, me acerco a ella con mucho escepticismo y cuando ha pasado un tiempo. Luego, si el disco es la mitad de honesto que el debut homónimo de León Benavente(Marxophone, 2013), no me corto un pelo en sumarme al clamor general y reivindicarlo como uno de los mejores discos nacionales del año. Es más: me atrevo a decir que si León Benavente hubiera editado su disco  en los ’90, hoy en día sería uno de los pilares del Indie Pop español. 


León Benavente (poartada)
     
¿Que si estoy queriendo decir que es un disco anacrónico? No exactamente. Es cierto que las formas son clásicas, pero detrás del estilo hay un corazón sincero y eso es un regalazo en estos tiempos de música estandarizada. Es curioso y casi paradójico que en la época donde el Indie está más abierto a otras músicas, destaque por su autenticidad un disco indiferente a la vanguardia. La seguridad en uno mismo versus el histrionismo de quien quiere llamar la atención. Lo que está claro es que León Benavente nunca fue adolescente: Ha nacido ya maduro y está dando lecciones sin ni siquiera intentarlo. Y por supuesto, por encima de todo están las canciones, no me canso de decirlo y ellos lo confirman.
     Sin dejar de ser pop en ningún pasaje, suena un tanto oscuro, desgarrado y, sobre todo, palpitante, precisamente una de las claves para que funcione tan bien: han sabido expresar el sentir de una generación (la mía) en un momento concreto (ahora). No es una obra maestra, pero tiene muchas joyas, y eso en mi lenguaje quiere decir: buenas canciones candidatas a quedarse indefinidamente en el imaginario colectivo. Ahí es nada.
     “Ánimo valiente” es el primer single y resume todas las virtudes que estamos contando. Sorprende que unas letras que se hacen eco de la angustiosa realidad social puedan sonar con tanta naturalidad en canciones pop, como en “Revolución”, o en esa postal de la decadencia del sistema que es “Las ruinas”, o la maravillosa “El Rey Ricardo”, en la que escenifican el abuso de poder con una solemnidad surrealista. También hay sitio para la soledad más intima en “Estado provisional”, mi tema favorito del disco, o para reivindicar el amor en carne viva en una road movie fascinante en “Ser brigada” (mucha atención a la letra, desde ahora una de mis favoritas en español de todos los tiempos). 
     Cuando los movimientos musicales se extinguen, suelen hacerlo de mala manera y por la puerta falsa. Pero si es cierto que el Indie español está dando sus últimos coletazos, con discos como este lo está haciendo con la cabeza muy alta. 

Redacción: José A. Perera
(Minijack Magazine)


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